Pastoral de la Salud
La atención y el cuidado a los enfermos y sufrientes aparece ya en la Sagrada Escritura, es Jesús mismo, quién se encarga de esta tarea, que posteriormente le encomienda a sus discípulos, tal y como nos lo cuenta Lucas en el evangelio: "En aquel tiempo, Jesús reunió a los Doce y les dio poder y autoridad sobre toda clase de demonios y para curar enfermedades. Luego los envió a proclamar el reino de Dios y a curar a los enfermos, diciéndoles: «No llevéis nada para el camino: ni bastón ni alforja, ni pan ni dinero; tampoco llevéis túnica de repuesto. " (Lc 9,1-6).
La Iglesia nunca ha podido olvidar los tres grandes mandatos recibidos de su Señor: Id y predicad, Id y bautizad, Id y curad. Y por eso, donde quiera que se ha hecho presente ha predicado, ha bautizado y ha curado. Ha levantado escuelas, templos y hospitales. Ha cuidado la catequesis, ha celebrado la eucaristía y los sacramentos, ha mimado a los enfermos.
En boca de Juan Pablo II, sin atención a los enfermos no es posible una verdadera evangelización; el anuncio de la Buena Nueva ha de ir siempre preparado y acompañado por una atención preferente a los que sufren; la pastoral, en el amplio y complejo mundo de la salud, está llamada a desempeñar funciones primarias y constantes en la vida de la Iglesia.
En nuestra parroquia, un amplio grupo de personas, acompañadas de las religiosas y el párroco, se encarga de esta tarea, visitar y acompañar al enfermo, en nombre de Jesús, anunciarles el evangelio y llevarle la Santa Comunión. Pero no solo al enfermo, también a sus familiares o cuidadores; y es que, en palabras de las miembros de la Pastoral de la Salud, es muy gratificante sentir las ganas de vernos con el enfermo y la alegría que desprenden estas visitas.